
Se me mete en la piel la noche entera,
un globo en carnaval,
un río que rueda musical por la avenida.
Y ruedo yo con él.
La noche que hace apenas
una mirada era oscura
se ilumina por dentro y me explota
la piel.
Soy más tenue que la sombra
de los árboles,
más silente que mis pasos
por la calle vacía
de gente y llena de luna.
Y a cada desplazamiento de mi alma,
la noche entra en mí:
larga boca flotante que besa el tiempo.
Se me pierden los ojos
por los pliegues de la noche,
se me esconde la voz.
La luna rueda musical por la avenida.
E.