Tras el invierno, torpe y afligido,
florecí con la primavera. Una dulce luz
me colmó el pecho. Sacaba
una silla. Me sentaba durante horas frente al mar.
Escuchaba las balizas y aprendí
a expresar la diferencia entre una campana
y el sonido de una campana. Quería
todo lo que estaba a mi lado. Incluso quería
dejar de ser una persona. Y lo logré.
Sé que lo hice (ella me trajo de vuelta).
Recuerdo aquella mañana en que cerré la caja
de la memoria y giré la llave.
Cerrada para siempre.
Nadie sabe lo que me ocurrió
aquí fuera, mar. Sólo tú y yo lo sabemos.
Por la noche, las nubes cubrieron la luna.
Por la mañana ya se habían ido. ¿Y aquella dulce luz
que dije antes? También se había ido.
RAYMOND CARVER
No conocía este poema de R.Carver. Es bueno recibir comentarios sobre lo que uno hace. Por algo elegiste este poema, algo que resuena seguramente. Me gusta la sinceridad del final. Mi preferido de Carver es “This morning”, que traduecen como Aquella mañana. Mucha suerte. s i l v a n a
Me gustaMe gusta