
En todas las cosas
que se posan
está mi alma posada,
mirando el camino
que se abrirá
cuando el viento las empuje
hacia el centro.
Dos o tres pasos
bastarían
para posar mi alma en mí.
Pero el viento es travieso e
indeciso,
como un niño
frente a una gota de agua.
E.