
Hoy ha llovido y el árbol de mi ventana está engalanado de gotas de agua que brillan con alegría.
El agua es como una bendición que cae sobre la tierra. Embellece todo, incluso las ramas de un viejo árbol. Hace florecer la tierra.
Nosotros deberíamos ser como la lluvia, una bendición para el mundo que nos rodea, una bendición para la naturaleza. Sin embargo nos hemos convertido en una maldición. ¿Por qué ha sucedido esto?
Estar separados de la naturaleza es estar separados de nosotros mismos. Creemos que lo más valioso en nosotros es la capacidad de pensar con la que hemos utilizado la naturaleza como un objeto más entre todos los objetos que el pensamiento ha creado. Pero lo más valioso en nosotros es el hecho indiscutible de que somos parte de la naturaleza, de que somos naturaleza. Y eso, tristemente, lo tenemos muy olvidado.
Volver a ser como la lluvia: una bendición para la tierra. Volver a estar en armonía con la naturaleza y con nosotros mismos. Tal vez no hay que hacer nada para ello, sino dejar de hacer.
E.