Sin darme cuenta
me llevaron mis pasos a aquel banco
en donde cada tarde me esperabas.
Estaba vacío y frío
ya no quedaba nada
ni, tan siquiera,
aquel árbol.
María Jesús Orella
(de su libro Zureos)
Sin darme cuenta
me llevaron mis pasos a aquel banco
en donde cada tarde me esperabas.
Estaba vacío y frío
ya no quedaba nada
ni, tan siquiera,
aquel árbol.
María Jesús Orella
(de su libro Zureos)