de pronto
el manicomio se alborotó
¡hay que ahorrar costes!
¡hay que ahorrar costes!
y empezaron a aparecer rostros tristes
y otros que se encerraban en las salas de cristal
y se daban abrazos unos a otros
todos los que estaban sentados
frente a sus ordenadores
se pusieron de pie
y comenzaron las murmuraciones
y el desconcierto
resulta que los locos que controlan el cotarro
han decidido prescindir de otros locos
y van a voces por los pasillos
¡hay que ahorrar costes!
¡hay que ahorrar costes!
y la algarabía duró toda la mañana
unos locos se pusieron a pintar las paredes
otros aporreaban sus ordenadores
y otros tenían risitas nerviosas con un poco de hipo
¡han cambiado el día de despidos!
gritaban
luego todos se calmaron
y la vida continuó con aparente normalidad
por fin la empresa ha tenido
una gran idea
se ha asegurado la supervivencia
para el año entrante
E.
(de “liquid poetry“)