la poesía huyó de mí por el mar
se fue caminando sobre las aguas
ni siquiera me dijo adiós
y yo no noté su ausencia
hasta después de 40 días y 40 noches
me dejó como si yo fuera
un perro sarnoso
y yo casi no me di cuenta de nada
(apenas un pequeño pinchazo
en el lado izquierdo del corazón)
al fin y al cabo
para qué hace falta la poesía
se está mejor sin ella
-me dije-
y seguí andando por la calle
ahora sólo quedan las cosas simples de la vida
que al fin y al cabo
también están hechas
de palabras
E.
(de “liquid poetry“)