Después el alga rota.
Ahora el canto de la sirena,
enhebrando palabras muertas en un hilo vivo.
Y yo canto y canto
como la mar:
ola enfundada, llena de misericordia,
que borra todo al pasar.
Ven a mí, mar, enhebra por fin este hilo
hecho de gaviotas sobre la arena,
de palabras dulces, saladas, arremolinadas,
batientes al viento que va y viene
sobre la mar.
Hilo gigante,
lazo de pesqueros en el horizonte.
¡Cristal!
¡Cristal!
E.
(de Memorias del otro lado del mar)
(de Memorias del otro lado del mar)