estoy planchando la ropa de mi hijo y
de repente
me acaricia la espalda la Poesía
me dice bajito al oído
-mira
la terraza está en llamas-
descubro entonces
las ramas de la arizónica en llamas
las hojas del jazmín
y del granado en llamas
el madroño
la yerba luisa
el romero en llamas
el pequeño arce y el pinito piñonero en llamas
el tomillo
y la salvia
y los rosales en llamas
ardiendo con todas las flores de la terraza
me quedo mirando
todo esto como un tonto
con la plancha caliente en la mano
¡maldito sol!
¿cómo puedes hacer surgir de la nada
tanta belleza en un instante?
E.
(de “La Poesía me acaricia mordiéndome los labios y otras chorradas“)