estaba pujando
y la caca
no acababa de salir
un sapo de plástico me miraba
con la boca abierta
y un Buda pequeñín me soñaba
detrás de una velita
la Poesía me decía en los ojos del Buda
-siempre te ha costado soltar la mierda-
y sonreía
y yo pujaba y pujaba
y el culo me dolía
infinitamente
y no podía dejar de pensar
si el puto Buda sonriente
se estaba burlando de mí
E.
(de “La Poesía me acaricia mordiéndome los labios y otras chorradas“)